MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que escuchó el Réquiem de Cherubini, dio un sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:

-Los hombres de religión le hicieron una gran publicidad al sexo cuando lo convirtieron en pecado. Lo oculto siempre atrae, y el sexo oculto atrae morbosamente. Mejor habrían hecho en educar a los hombres sobre las cosas del cuerpo; eso los habría dejado más libres para pensar en las del alma.

Dio otro sorbo a su martini y prosiguió:

-Más hemos de temer los pecados del alma, como la soberbia, que los humildes pecados que comete el cuerpo. Éste tiene la...

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