MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Los pescadores le pidieron a San Virila que hiciera un gran milagro. El río, le dijeron, ya no tenía peces. Inútilmente echaban ellos sus anzuelos, sus nasas y sus redes: jamás pescaban nada. Así, sin pesca, sufrían hambre con sus familias.

El frailecito, contristado, fue al río. En su ribera alzó la mano y dijo en silencio una oración. Y el milagro se hizo: al punto la corriente se llenó con grandes peces de escamas coloridas que colmaron las barcas de los pescadores hasta el punto de hundirlas casi con su peso.

Sucedió, sin embargo, que la...

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