MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Mi abuela doña Liberata era ya muy anciana, y yo pequeño, cuando le conté un gran secreto: me gustaba una niña.

Ella me preguntó quién era, y yo le revelé el nombre de mi amada.

-Ah, sí -dijo mi abuela-. Es hija de Fulanito y Fulanita. No tienes mal gusto, hijo: es linda la chiquilla.

-Mamá Lata -le dije entonces, preocupado- ¿me guardarás el secreto?

-No te preocupes, hijito -sonrió ella-. Los secretos que los nietos nos cuentan a los abuelos están seguros, porque unos minutos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR