MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

En la familia recordamos a la tía Lola, quien vivía en el rancho con sus padres. Llegó a la madura edad de 18 años sin encontrar marido. Sus amigas -casadas todas- la compadecían; su madre se angustiaba; se preocupaba su papá; sus hermanos la veían ceñudos, y todos en la comarca se reían de ella a sus espaldas.

Casó por fin la tía Lola, y se vino a vivir a la ciudad. La semana pasada una de sus nietas les dio a sus papás la noticia de que se va a casar.

-¿Qué prisa tienes? -le preguntaron ellos.

Y la muchacha tiene 28 años.

Cambian los tiempos, en...

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