MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

"Yo sé que no me quieres -le dijo el enamorado a la mujer amada-. Pero si algún día llegas a amarme házmelo saber llevando a misa el abanico blanco".

Pasaron dos, tres años. Y un día la muchacha llegó al templo llevando ese abanico. El galán, en transporte de júbilo, le pidió que se casaran. Ella mantuvo la promesa y lo desposó.

Pasaron 10, 15 años. En cierta ocasión tuvieron un disgusto, y la mujer le contó que aquel día había llevado el abanico blanco por equivocación. Lo tomó sin darse cuenta, pero se sintió obligada a mantener la palabra dada. No lo amaba entonces, y no lo amaba ahora.

Se...

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