MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

-¡Que viene el pastor! ¡Que viene el pastor!

Así gritaba un lobo. Acudían los otros a toda carrera para comerse al pastor, pero no había ningún pastor: el lobo, mentiroso, los había engañado.

Así sucedió una y otra vez. Y otra.

Los lobos, hartos de su compañero, hicieron un acuerdo, y en lugar de comerse al pastor se lo comieron a él.

Aquella fue una gran injusticia. No es que el lobo fuera mentiroso: es que tenía mucha imaginación. Como no usaba los ojos para ver...

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