MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Hay quienes consideran al deporte una especie de actividad de segundo orden, inferior a las altas tareas de la mente o el espíritu.

Yo no pienso así. Hago la pertinente aclaración de que jamás he practicado algún deporte. Fui torero por afición alguna vez, pero el toreo no es un deporte: es una religión. Juego ajedrez, pero tampoco ese juego es un juego: es más bien una locura sin final. Jugué ping pong también, pero me retiré el día que mi hijo Armando, de 13 años me venció 21 a 6.

Bien practicados, los deportes imbuyen en...

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