MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Llegó sin avisar y me dijo con tono sombrío:

-Soy la sombra.

Yo me asombré. Se supone que las sombras no hablan. Esta sombra hablaba, y además traía sombrilla. Me toqué el ala del sombrero y le pregunté:

-¿En qué la puedo servir?

Me respondió:

-Sé que soy sombra. Pero no sé de qué soy sombra. Hay sombras que son sombra de un hombre, o de un árbol, o una casa, pero yo no soy sombra de nadie, ni de nada.

Mi ánimo se ensombreció. Le sugerí:

-Diga usted que es la sombra de una sombra. Quizá eso...

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