MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

San Virila salió de su convento. Iba a la aldea a pedir el pan del pobre. En el camino halló a unas muchachas que le rogaron que hiciera un milagro para ellas.

A San Virila le sucedía lo mismo que les pasa a todos los que pueden hacer milagros: no le gustaba hacerlos. Pero ¿quién se resiste a la petición de unas muchachas? Tomó entonces una flor roja, pequeñita, y soplando sobre ella hizo que se volviera azul; luego amarilla; en seguida color de rosa; y finalmente que se pintara con todos los colores que tiene el arco iris...

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