Miquel Adrià / PRV, el estratega

AutorMiquel Adrià

Ramírez Vázquez fue un gran estratega. Su capacidad para entender y resolver problemas de gran complejidad lo sitúa entre los más lúcidos y efectivos transformadores de las ciudades del pasado siglo. Como Le Corbusier o Albert Speer, Pedro Ramírez Vázquez (Ciudad de México 1919-2013) aunó diseño y poder sobre el tablero urbano con enroques magistrales. Si el franco-suizo imaginó la modélica Ciudad Radiante en abstracto y propuso cambios radicales para París (Plan Voisin), Barcelona (Plan Maci ) o Argel (Plan Obús), y el alemán imaginó la extensión de Berlín hasta París, la imaginación del mexicano, no fue menor. Su visión metropolitana fue clave en la conformación de los grandes íconos de la capital mexicana, como son el Museo de Antropología, la Basílica de Guadalupe o el Estadio Azteca, dignos continuadores de una tradición enraizada en Tenochtitlan que expresa su esplendor y monumentalidad en los grandes contenedores de vacío como el Zócalo capitalino o el Campus de Ciudad Universitaria.

Decían Alejandro Hernández y Fernanda Canales en Cien por Cien, arquitectos mexicanos del siglo XX que "influido por la corriente que pretendía transformar la revolución armada en revolución social, Ramírez Vázquez se enfocó en la infraestructura que el país requería, dedicándose después a abastecer a la ciudad con las dotaciones culturales, deportivas y de planeación que exigía el desarrollo de la segunda mitad del siglo".

Este longevo arquitecto, con casi siete décadas de práctica profesional, inició su carrera a los 25 años con una aula-casa rural. Junto con Augusto H. Álvarez, Ramón Torres y Héctor Velázquez proyectó en 1952 la Facultad de Medicina de C.U., uno de los pocos edificios a través, sobre el eje vertebrador del Campus.

Fue Secretario del Trabajo y Previsión Social y construyó 15 mercados en dos años (1955-1957) en colaboración con Félix Candela, destacando el de Coyoacán, que todavía hoy es un excelente equipamiento. Su producción más importante se llevó a cabo en los años 60. Su fuerte vínculo con el poder y la confianza del Presidente Gustavo Díaz Ordaz en sus facultades lo hicieron responsable de la organización de los Juegos Olímpicos del 68 y director de la Secretaria de Obras Públicas (1976-1982). La capacidad gestora y el impulso de sus iniciativas no se amilanaron ante nada y en un tiempo récord consiguió coordinar uno de los juegos olímpicos más destacados de la historia, en los que se incluyó por primera vez la Olimpiada...

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