Gustavo Ortiz-Millán / Memín Pinguín, estereotipo racista

AutorGustavo Ortiz-Millán

Memín Pinguín forma parte de un estereotipo racial y "los estereotipos raciales son ofensivos sin importar su origen... Imágenes como éstas no tienen lugar en el mundo actual". Esto lo dijo Scott McClellan, vocero de la Casa Blanca, y creo que tanto él como Jesse Jackson y Al Sharpton tienen razón, y no entender por qué la imagen de Memín Pinguín es ofensiva se puede explicar solamente en términos de la insensibilidad moral y la ignorancia del Gobierno, de nuestras autoridades culturales y de la gente que ha salido en masa a comprar las estampillas postales, creyendo que con ello realizan un acto de defensa cultural.

El hecho de que esta estampilla ofenda a la población afroamericana y al gobierno de EU no tiene que ver con su ignorancia de la cultura popular mexicana (que, por otra parte, tiene bastantes elementos racistas de los que parecemos estar muy orgullosos); ni con su ignorancia del "humor blanco" de la caricatura y con el hecho de que Memín sea un personaje "muy sano" y que "promueve los valores morales de la familia mexicana", como se ha dicho; tampoco tiene que ver con los comentarios racistas de Vicente Fox. No: la población afroamericana está ofendida porque Memín Pinguín representa, independientemente del contexto en el que se originó, un estereotipo racista; y estos estereotipos son moralmente ofensivos, sin importar la intención que les haya dado origen.

No tratar de entender por qué estamos ofendiendo a alguien, y decir que son ellos los que nos están malentendiendo o simplemente negar que sea ofensivo revela por lo menos una inmensa falta de disposición a comprender al otro.

Para entender por qué la imagen de Memín Pinguín es moralmente ofensiva, deberíamos remontarnos a la historia de las representaciones de los negros en EU, y más concretamente, a la historia de los blackfaces. Los blackface nacieron en el siglo 19 como una forma de maquillaje en obras teatrales para representar a negros: el maquillaje incluía grasa completamente negra y brillante, labios rojos o blancos muy exagerados, guantes blancos, entre otras cosas. Los personajes negros siempre poseían las mismas características: tenían rasgos bufonescos, eran flojos, supersticiosos, cobardes, lascivos, robaban, mentían, etc. Los espectáculos teatrales que incluían blackfaces fueron muy populares hasta por lo menos los años 30 del siglo 20.

No es casualidad que la primera película sonora de la historia, The Jazz Singer (1927), con el actor blanco Al Jolson...

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