Militarización no es la respuesta a la violencia

Alberto López(Embargada para sitios en Internet hasta las 24:00 horas locales)TEHUANTEPEC, Oax., agosto 4 (EL UNIVERSAL).- El obispo emérito Arturo Lona Reyes entrecierra los ojos y se rasca la barbilla con la mano derecha. Su gesto taciturno refleja la angustia que lo atormenta. "La violencia no se resolverá con la militarización. Se desterrará con paz, justicia y dignidad", dijo.En 1984, Lona Reyes ya había advertido, al lado de ocho obispos más de la región Pacífico Sur de México, que el poder del narcotráfico, sustentado en la pobreza de la población y en las complicidades de las autoridades, socavaría a la sociedad.Con la persistente narcoviolencia, la pobreza extrema en aumento y el creciente desempleo, "México se tambalea", explicó el prelado, quien el 15 de agosto cumplirá 40 años de haber sido designado séptimo obispo de la diócesis de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca.La fiesta para recordar que Arturo Lona Reyes fue el primer obispo que se ordenó en la catedral de esta ciudad, se realizará el 15 de septiembre porque el titular de la diócesis, Óscar Campos, estará en España en un congreso juvenil. "Será muy patriótica la celebración", bromeó.Una lucha incansableConocido como "El Obispo de los Pobres", a Lona Reyes le sobran preocupaciones. Le lastima la pobreza de los indígenas, le duelen las muertes por los conflictos agrarios, le irrita la voracidad de los políticos y le descorazona que el país esté en una creciente espiral de violencia.Procedente del pueblo zoque de San Francisco la Paz, el paraíso que adoptó como hogar desde que dejó la diócesis en 2000, y que le gestionó la construcción de un puente, la electrificación y la introducción del agua potable, Lona Reyes parece incansable a sus casi 86 años.Sentado en una banca de madera negra en el corredor de la catedral, Lona Reyes evocó la tarde en que se le atravesó en el camino el entonces primer secretario de Desarrollo Social Luis Donald Colosio Murrieta para invitarlo a conocer la catedral y el obispado."¿Pero qué es esto?", le preguntó Colosio en 1992, cuando vio el techo de lámina agujerado, las vigas apolilladas de la catedral y las paredes deterioradas del obispado. "¡Hay que hacer algo!", dijo. Y la reconstrucción se hizo tras 70 años de abandono."Desde entonces Colosio y yo fuimos buenos amigos, tanto que un día nos invitó al ex arzobispo de Oaxaca Bartolomé Carrasco Briseño y a mí a comer y nos pidió algunos consejos para su campaña presidencial. Ya me sentía...

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