Milicias de la frontera de Estados Unidos, de racistas a criminales

Gabriel Moyssen

EL UNIVERSALA casi dos años de la Casa Blanca de Trump, la estabilidad de la frontera entre Estados Unidos y México se ve confirmada por la ausencia de milicias antimigrantes.

Sin embargo, de vez en cuando surgen dichas organizaciones y tal es el caso de los Patriotas Constitucionales Unidos (UCP) y su líder Larry Mitchell Hopkins, detenido en Nuevo México.

En un estado de mayoría latina que ha permanecido lejos de las batallas migratorias comparado con Texas y California, los UCP captaron brevemente la atención en ambos países al destacar en redes sociales sus "operaciones", deteniendo ilegalmente a indocumentados en el área de Sunland Park, para entregarlos a la Patrulla Fronteriza.

No obstante, Hopkins, de 69 años, fue arrestado por la FBI el 20 de abril, poco después de que Michelle Lujan Grisham, gobernadora de Nuevo México, armara que sus acciones debían terminar, por cargos relacionados con las armas que la policía encontró en su casa en 2017, mientras investigaba reportes de que dirigía una milicia.

El lunes pasado, Hopkins, quien también usa el nombre de Johnny Horton, leyenda de la música Country, se declaró inocente de los cargos federales sobre armas y se le negó el derecho a fianza.

Días antes, fue hospitalizado con las costillas rotas debido al supuesto ataque de otros internos en la prisión de Las Cruces, al sur de Nuevo México.

Vale la pena resaltar que Hopkins tiene un expediente delictivo que se remonta al menos a 1986 en varias entidades de Estados Unidos.

Fue arrestado por fraude y por hacerse pasar por policía; al describirse como un "artista", aseguró que conoció al presidente Donald Trump "cuando tenía su casino en Las Vegas, donde toqué muchas veces".

En contraste, para Hector Balderas, procurador general de Nuevo México, Hopkins es un "peligroso criminal que no debe poseer armas cerca de los niños y de las familias".

Por su lado, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles ha considerado a su grupo paramilitar como una "organización fascista de milicias".

De cualquier modo, la historia de Hopkins y los UCP se parece mucho a la de otros grupos derechistas de vigilantes en la frontera suroeste de Estados Unidos.

Su origen reciente se halla en la operación Guardián, desarrollada "para restaurar la integridad y la seguridad" en el punto limítrofe más activo de Estados Unidos cerca de San Diego, California, durante la presidencia de William Clinton en los años 90.

Inspirada en la operación Deende...

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