Enseñanza milenaria

AutorLuis Javier Arias

Gran responsabilidad aquella de procrear un hijo. Cuando pequeños son divertidos, traviesos, inquietos, ocurrentes, así como ingenuos, extremadamente sinceros y sin disimulo. Conforme van creciendo, se distingue su carácter.

Psicólogos expertos aseguran que existen más de 18 mil palabras diferentes, utilizadas para describir los rasgos de personalidad del ser humano, lo cual deja ver la complejidad en el desarrollo de ésta. Los padres, o quienes estén a cargo de su educación, tendrán un peso relevante en la formación de su carácter y personalidad.

De acuerdo con los especialistas, también el medio donde se desenvuelve el niño es de gran importancia para su desarrollo, así como sus genes. Además, la sociedad y las experiencias determinan su personalidad adulta; como aquellos factores externos y ajenos como pobreza, hambre, enfermedad, dolor, violencia, obstaculizan, por su parte, su sano formación. No obstante, ninguno de estos factores es determinante por sí sólo, ni tampoco establecen reglas como recetas de cocina.

La Biblia, por su parte, desde siglos atrás, muestra por lo menos cuatro observaciones por seguir para la educación de los hijos, nada lejano a lo que en los últimos tres siglos, la psiquiatría y el psicoanálisis han anunciado.

Comunicar para Enseñar

Aprender es reaccionar de la mejor manera frente a una situación conocida, y existen diferentes formas de hacerlo,como el Aprendizaje de acondicionamiento, es decir , experimentar en medio de ciertas circunstancias, como realizar actividades bajo presión y llegar a ser mejor, con presión, que sin ella; Ensayo y error, también llamado Acondicionamiento operativo, donde experimentar errores moldea la capacidad; aprendizaje Motriz, a través de la práctica se desarrolla la destreza y la habilidad; Aprendizaje verbal es memorización de palabras y estímulos verbales escuchados.

Además, diversos estudios han demostrado cómo desde el vientre, el feto percibe las situaciones externas. Por ejemplo, se ha comprobado que, en la mayoría de casos de desorden social reflejado en delincuencia juvenil o drogadicción, hubo un rechazo maternal desde antes de nacer por parte de la madre. Se cree que eso influyó de manera tal que el joven desarrolló una personalidad conflictiva y rebelde. De esto hay un ejemplo en la Biblia, cuando Elizabeth embarazada de Juan el Bautista, recibió en su casa a María, madre de Jesús.

La criatura, en el vientre de Elizabeth, saltó de alegría al oír el saludo de la...

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