Mijail Gorbachov / Una crisis de moralidad en la política

AutorMijail Gorbachov

Hubo un sentido de alarma palpable mientras los líderes batallaban por enfrentarse a crisis en Iraq, Afganistán y Kosovo que no muestran señales de acercarse a una resolución, y mientras la crisis de la banca hipotecaria (en EU) nos recordaba lo frágil que es el sistema financiero global.

En este mundo de problemas a plazos, promesas sin cumplir y conflictos congelados, es cada vez más claro que somos demasiado lentos para adaptarnos a las realidades de la interdependencia global.

Entre los muchos participantes en la arena global, incluyendo a corporaciones transnacionales, instituciones internacionales y organizaciones no gubernamentales, son los estados -los gobiernos de naciones soberanas- los que llevan la mayor responsabilidad tanto por los problemas como por encontrar las soluciones a éstos. Y sin embargo, su actitud ha sido la mayor decepción, volviendo atrás a los patrones militaristas del pasado.

Necesitamos una visión común acerca de cómo tratar los retos políticos, económicos y ambientales a los que se enfrenta el mundo hoy. Sin embargo tal unidad es difícil de fomentar en una atmósfera política desprovista de moralidad.

Así es, hoy en día hay una crisis de moralidad en la política, haciendo casi imposible cerrar la brecha entre palabras y hechos. Esa brecha está creciendo en lugar de disminuir. Permítanme mencionar sólo un ejemplo de esta enfermedad crónica, esta carencia de moralidad en la política.

En 2000, la Asamblea General de la ONU adoptó ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio -un plan para esfuerzos de asegurar un mínimo de dignidad a los más pobres del mundo.

Entre otras cosas, para 2015 la comunidad internacional se comprometió a reducir a la mitad la proporción de personas que viven con menos de un dólar al día y de aquellos que sufren de hambre, reducir dos terceras partes de la tasa de mortalidad entre niños menores de 5 años, y reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso a agua potable segura.

Una cumbre de la ONU realizada en 2005 concluyó que el progreso para implementar esos objetivos era insatisfactorio. Ahora, a medio camino para llegar a 2015, un nuevo reporte de la ONU advierte que el éxito no se logrará a menos que los países desarrollados cumplan sus compromisos de ayuda.

Ningún líder de las naciones más importantes del mundo ha reaccionado ante este reporte - un ejemplo más de la marginalización de la ONU. Los objetivos de desarrollo podrían tener el mismo destino que los compromisos...

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