Miguel Reyes González / ¿Qué hará Mauricio?

AutorMiguel Reyes González

Luego de la detención, en pleno Centrito de la Del Valle, del principal operador en Nuevo León del Cártel de los Beltrán Leyva, el Gobernador del Estado y el Alcalde de San Pedro dieron sendas declaraciones que los dejaron mal parados. Ambos se justificaron de no saber por qué Héctor Huerta Ríos llevaba varios años aquí dirigiendo el negocio sin ser molestado o detectado.

Una semana después, EL NORTE publicó que el Ejército había cateado una residencia en Jardines de San Agustín, en San Pedro, donde vivía Huerta Ríos. Ahí encontraron armas, balas, cocaína, dólares y granadas.

Lo anterior es una prueba más del asentamiento de narcotraficantes en el municipio "modelo" que data por lo menos de tres lustros. Aunque las autoridades se muestren "sorprendidas".

De ahí me surgió la pregunta: ¿qué puede hacer un simple Alcalde contra este tipo de delincuencia tan poderosa en dinero y capacidad de fuego? No se me ocurrieron más que dos opciones.

La primera sería enfrentarla de forma directa, con la ayuda de las autoridades federales y de la comunidad. Por ejemplo, detectar su presencia en las operaciones de compra-venta y arrendamiento de inmuebles, así como en la instalación de negocios en apariencia legítimos.

De muchos es sabido que los narcotraficantes hacen sus transacciones al riguroso contado. Automóviles de lujo, residencias suntuosas y hasta comercios son adquiridos en efectivo por estos sujetos. Ahí podría dar inicio una tarea conjunta de autoridades municipales, hacendarias y policiales.

Decidirse por ese camino conllevaría para el munícipe y sus colaboradores involucrados, así como para las familias de todos ellos, un riesgo enorme. ¿Quién estaría dispuesto a correrlo?

La segunda alternativa es hacerse de la vista gorda o asumir la ignorancia del que no quiere saber. Ésta parece haber sido la elección de cuanto hombre y mujer ha pasado por el Ayuntamiento de Garza García en los últimos 15 años.

No se trata de culparlos. Después de todo, con las limitaciones de sus puestos y el entendible temor de la ciudadanía, que la lleva a no querer meterse en problemas, limpiar al Municipio de esos delincuentes podría ser una empresa suicida.

El dilema, sin embargo, persiste y la opción dejar hacer-dejar pasar, al final del día, se vuelve inaceptable. Por ello resulta obligado preguntarles a quienes aspiran a gobernar San Pedro: ¿cuál de los dos caminos emprenderán?

De manera particular, habrá que formularle la cuestión a Mauricio Fernández. Él...

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