Miguel Reyes González / Más de temer

AutorMiguel Reyes González

Muy preocupados andan nuestros legisladores locales, luego de que fuera asesinado su colega Mario Ríos Gutiérrez. Temen por su seguridad, como si algo similar les pudiera suceder.

Por esa razón, los diputados han apresurado la compra de cámaras de circuito cerrado que servirán para la vigilancia del edificio que alberga al Congreso. Un total de 16 equipos serán adquiridos para sumarse a los seis que operan hoy.

Como el miedo no anda en burro, contemplan la posibilidad de poner, cuanto antes, detectores de metales en los accesos del inmueble. También solicitarán a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado mayor presencia de uniformados para resguardar el recinto.

Ninguna precaución sale sobrando, solía decir mi abuelo. Además, en muchos países desarrollados estas medidas serían consideradas como normales. Por ello no tendría nada de particular que se implementaran en las instalaciones del Poder Legislativo o de cualquier otra oficina pública de igual importancia.

Lo que sí llama la atención es el origen de esta súbita intranquilidad que, al parecer, ha envuelto a los congresistas locales. Sensación que fue inflamada por las palabras del diputado priista, Félix Coronado, en el homenaje fúnebre que sus pares le hicieran al compañero ejecutado.

Sin temor a equivocarse, dijo Coronado, el atentado del que fue víctima Mario Ríos fue también contra las instituciones y contra cada uno de los legisladores. En ese contexto de duelo y confusión, no es difícil hacer extensivo el riesgo de un ataque como el sufrido por este político.

Lo anterior puede llevar a caer en excesos, como creo que le sucedió al diputado Coronado. Por más lamentable que sea la muerte de su colega y correligionario, este hecho no llevó como destinatario al Congreso.

Las circunstancias que rodearon al suceso indican que no fue una advertencia a los demás legisladores. Los antecedentes del occiso hacen pensar que no fue una ejecución al azar, como sí han sido las de algunos policías de la entidad.

En este sentido, el miedo de los representantes populares debiera ser igual al de cualquier ciudadano, siempre que no la deba ni la tema. Es decir, el de poder ser una víctima inocente de un enfrentamiento o de un asesinato estilo crimen organizado.

Más allá de la psicosis colectiva que están generando aquí los asaltos tipo DF y los interminables ajusticiamientos, el temor de los integrantes de la 71 Legislatura debiera estar también en otro lado. En no cumplir a cabalidad con el...

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