Miguel Reyes González / Democracia en riesgo

AutorMiguel Reyes González

Conforme se acercan los comicios federales del 2006, más queda de manifiesto lo inacabado de nuestra democracia electoral. Peor aún, se hace evidente la advertencia que los teóricos de la transición hicieran alguna vez.

Es indispensable, decían estos especialistas, que concluido el proceso de transición, los actores políticos se dieran a la tarea de consolidar la democracia. Una profunda reforma del Estado que incluyera un nuevo diseño institucional y legal era el camino a seguir.

El arribo a costas democráticas, por sí solo, no garantiza la permanencia en ese lugar. Es más, existe el riesgo de que una fuerte resaca regrese a la recién llegada sociedad mar adentro hacia el autoritarismo.

Esto no es sólo una posibilidad teórica, sino una amenazante realidad. No pocos países latinoamericanos han sido ejemplo de ello.

Para el caso de México, nuestra clase política dejó pasar todo este sexenio sin concretar las reformas necesarias. Ni siquiera perfeccionó aquélla en materia electoral. Y eso que es precisamente en este ámbito donde más se había avanzado.

Las reglas del juego eleccionario en nuestro sistema han dado saltos impresionantes en pocos años. En 1994, los comicios donde resultó ganador Ernesto Zedillo fueron catalogados como legales, pero inequitativos, por la enorme disparidad en el gasto de campaña del candidato priista frente a los demás.

El establecimiento de límites legales en el dinero destinado a la promoción de los contendientes, así como una serie de prohibiciones en el uso de recursos gubernamentales para efectos electorales, significó un importante paso. De la misma manera lo fue el garantizar un acceso más parejo a los medios electrónicos.

Así, los comicios intermedios de 1997 no sólo fueron legales, sino por primera vez lograron ser equitativos. Así se llegó hasta la elección del 2000, en donde las condiciones de competencia mejoraron y la alternancia se hizo una realidad.

Dichos procesos, que marcaron el fin de la transición democrática, sin embargo, dejaron dos lecciones al tiempo que una señal de alerta. Las contiendas darían inicio muchos meses antes que lo establecido por la ley y el terreno donde se llevarían a cabo sería en los medios electrónicos.

En otras palabras, se inauguraba el fenómeno de las precampañas con dimensiones superiores a las de las propias campañas en términos de duración y cercanas a ellas en cuanto a los gastos. Esta modalidad en la competencia trajo consecuencias importantes para el sistema...

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