Miguel Ángel Bastenier / Real Segolene

AutorMiguel Ángel Bastenier

¿Quiere Francia una señora presidenta? Ni siquiera está claro que la palabra exista. Francia sólo tiene presidentes; gramaticalmente y por sexo. Sami Naïr está seguro de que sí. Las novedades no acaban, sin embargo, en la elección casi por aclamación de Segolene Royal, 53 años, hija de militar, dos veces ministra, compañera del secretario general del PS, François Hollande, y madre de sus cuatro hijos, como candidata socialista a la presidencia de Francia. El que hoy parece más que probable candidato de la derecha, Nicolas Sarkozy, 51 años, ministro del Interior, jefe del partido posgaullista, encarna, tanto o más que la señora Royal una mini-revolución francesa.

Ambos se presentan -¿y quién no en este mundo globalizado, en el que todo lo anterior despierta sospechas?- bajo el signo de la renovación. Los otros dos candidatos al trofeo socialista lo hacían también, aunque con menor convicción. Dominique Strauss-Kahn, de reputación económica, era el socialista liberal al que no le maniataban las viejas ataduras de los colectivismos; Laurent Fabius, hielo hecho apparatchik, era tan moderno que quería recuperar las viejas esencias izquierdosas del partido.

Mucho más decisivamente, Segolene Royal, inventaba un tercer socialismo, que, como Proteo, parecía adaptable a todas las nociones de cambio: el socialismo anarcoide, el de la sociedad activamente interesada en todo lo que pasa a su alrededor, de lo que la propuesta más llamativa es la formación de jurados. Sarkozy, de manera parecida en su campo, compone una figura que contiene todo lo que es decente contener de...

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