Migrantes en jaque

AutorIsabella González

Con o sin papeles, los mexicanos que trabajan en Estados Unidos y en Canadá la han pasado mal durante la pandemia.

Aunque contaban con la Visa H-2B, la cual otorga el Gobierno estadounidense para trabajadores temporales no agrícolas, Reyna Isabel Álvarez y Maribel Hernández quedaron desamparadas tras contraer coronavirus en una compañía en ese país.

Las dos mujeres mexicanas fueron despedidas por la empresa distribuidora más grande de cangrejos de Louisiana, Estados Unidos, luego de que, por cuenta propia, acudieran al hospital al presentar síntomas de coronavirus.

En entrevista con REFORMA, Reyna relata que cuando llegó la pandemia a Estados Unidos, la única medida que implementó la empresa Acadia Processors LLC fue pedirle a los empleados con Visa H-2B, en su mayoría mujeres, que no salieran de la vivienda proporcionada por ellos para evitar que se contagiaran.

"Nos pidieron que sólo fuéramos de las casas que tienen para nosotras al trabajo, que son dos para 100 mujeres. Y nosotras teníamos que conseguir los tapabocas por nuestra cuenta", indica la mujer, originaria de Tampico.

Sin embargo, cuenta que la compañía empleaba a otros trabajadores que vivían fuera de las viviendas proporcionadas por Acadia y que no tenían la restricción de no salir.

"Los primeros de mayo empezó la primera persona que tenía síntomas. Fue una muchacha de nosotras que se sintió mal, le hicieron los estudios y salió positivo, y lo que hicieron fue que a las que convivían con ella las sacaron del cuarto, pero no de la casa", recuerda.

Cada casa cuenta con 8 habitaciones y 8 baños. Cada habitación es compartida por 7 mujeres, lo mismo que los baños.

Fue cuestión de días, dice Reyna, para que la mayoría de las 100 mujeres contratadas como trabajadoras temporales comenzaran a presentar síntomas.

"El 3 de mayo, un domingo, me acuerdo porque descansé, amanecí con mucho cansancio, me ardían mucho los ojos, la cabeza y la frente. Como ahí mandan ellos, no puedes decidir dónde hacerte el estudio, entonces nos hicieron el del dedo y a mí me salió negativo, entonces la mujer me dijo que no me iban a hacer el de la nariz", expone por teléfono, ya recuperada.

"Pero yo me sentía muy mal, me fui a comprar un spray para inhalar porque no podía respirar. Nadie te ayudaba, porque todas se sentían mal y porque vieras qué cabronas son, cada quién ve por su bienestar".

Días después, los empleadores les notificaron que la mayoría habían dado positivo y que para su recuperación las iban a aislar en unas cabañas, cosa que asustó a Reyna.

"Mi mamá me dijo que buscara la forma de ir al hospital. En ese momento no pensé en el dinero, yo pensé 'quiero estar bien'. No me importa que comamos puros...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR