Migración e imperialismo: la fuerza de trabajo mexicana en el contexto del TLCAN

AutorRaúl Delgado-Wise
Páginas115-135
Migración e imperialismo: la fuerza de trabajo mexicana
en el contexto del TLCAN
Raúl Delgado-Wise*
A raíz de la implantación de las políticas de corte neoliberal en México y, sobre todo, a raíz de la im-
plantación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el proceso de integración
económica con los Estados Unidos experimenta cambios de primera magnitud. No sólo se intensifi -
can las relaciones comerciales entre ambos países, sino que se generan transformaciones profundas
en el ámbito productivo asociadas a una reestructuración de los procesos de trabajo de carácter bi-
nacional, con fuertes repercusiones en el campo laboral. Todo ello en el marco de una nueva estrate-
gia de dominación imperialista comandada por el capital fi nanciero y las grandes corporaciones
multinacionales de origen estadounidense.
El propósito central del presente trabajo es incursionar en el análisis de esta problemática, po-
niendo el acento en el signifi cado e implicaciones del fenómeno migratorio. Nos interesa, ante todo,
profundizar en varias dimensiones estratégicas de este último, a la luz de la compleja trama de rela-
ciones que se teje entre una y otra nación.
En el corazón de nuestro argumento subyace la hipótesis de que el modelo de integración eco-
nómica imperante se fundamenta en el papel nodal asignado a la fuerza de trabajo mexicana —tanto
la que labora en el país como allende las fronteras— en el proceso de reestructuración industrial es-
tadounidense. Postulamos al respecto que, en esta peculiar trama, entran en juego, por un lado, lo
que se puede caracterizar como transnacionalismo “desde arriba”, expresado en una estrategia que
responde a los intereses del gran capital estadounidense, y, por el otro, lo que algunos autores (Smith y
Guarnizo, 1999) conciben como transnacionalismo “desde abajo”, encarnado en las prácticas de los
migrantes y sus organizaciones vinculadas con sus contrapartes en México. El transnacionalismo
desde abajo abre no sólo espacios de resistencia sino que perfi la también rutas para repensar y
avanzar hacia un desarrollo alternativo. El campo de posibilidades es resultado del interjuego y con-
frontación de ambas perspectivas.
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* Director del Doctorado en Estudios del Desarrollo, Universidad Autónoma de Zacatecas.
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Migración e imperialismo: la fuerza de trabajo mexicana en el contexto del TLCAN
Partiendo de estas grandes premisas, el trabajo se subdivide en cinco apartados. En el primero
se aportan elementos tendientes a develar el verdadero rostro del modelo exportador mexicano en el
marco del proceso de integración México-Estados Unidos que toma lugar bajo la égida neoliberal y
el andamiaje del TLCAN. Enseguida se presentan algunos datos reveladores de la nueva dinámica mi-
gratoria que en dicho contexto se genera. En tercer lugar se aborda la dialéctica particular que se
genera entre el crecimiento exportador del país y la migración internacional. En cuarto sitio se ana-
liza el contenido y alcances de la agenda bilateral en materia migratoria, en tanto expresión de la
nueva estrategia de dominación impulsada desde el imperialismo estadounidense. Finalmente, se
hace una breve referencia a las respuestas y procesos de creación de alternativas emergidas desde la
base misma de la comunidad migrante.
El modelo exportador mexicano y las dinámicas del proceso de integración
Desde fi nes de la década de los setenta los Estados Unidos impulsa en América Latina —de manera
compulsiva y en el marco de una estrategia que John Saxe-Fernández (2001a: 171) denomina
neomonroísta— una serie de medidas de ajuste y reestructuración de inspiración neoliberal conocidas
como el “Consenso de Washington”. Estas medidas, puestas en operación por las clases dominantes de
cada país en conjunción con las diferentes agencias internacionales que operan al servicio del Estado
estadounidense (Valenzuela, 1996; Guillén, 1997; Veltmeyer, 2000), dan paso a un vuelco exportador
de las economías que, a su vez, se asocia a formas diferentes de integración.
En este contexto, el modelo mexicano se ha convertido en el más encumbrado por una supues-
ta aplicación exitosa de las reformas económicas, tanto por su “ritmo” como “secuencia”, al situar a
México como el principal exportador de América Latina (duplicando las exportaciones brasileñas) y, a
decir del programa CAN de evaluación de la competitividad de CEPAL, ubicarlo también como el país
que produce los bienes de mayor composición técnica en la región. Tómese en consideración que
México despunta no sólo como la primera potencia exportadora de América Latina, sino como la
decimotercera en el mundo, con una plataforma de exportación integrada en 90% por productos
manufacturados, de los cuales 39.4% son clasifi cados como “bienes difusores de progreso tecnoló-
gico” (CEPAL, 2002; Katz y Cimoli, 2002). En virtud de la ilusión óptica que pudiera generar dicho
posicionamiento, resulta crucial esclarecer ¿qué es lo que verdaderamente exporta el país? y ¿quiénes
son los principales actores y benefi ciarios del “auge” exportador?
Al examinar las exportaciones mexicanas (véase cuadro 1), lo primero que llama la atención es
el elevado dinamismo y peso específi co alcanzado por las empresas maquiladoras, concebidas como
plantas de ensamble asociadas a procesos productivos internacionalizados, con muy escasa integra-
ción a la economía nacional. De 1982 a 2004, las ventas al exterior de la industria maquiladora se
mul tiplicaron por 26, para alcanzar en el último año un máximo histórico de 86 951 millones de dó-
lares, que equivalen a una proporción cercana a la mitad del total de las exportaciones manufacture-

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