Mezclan diablos con Fura

AutorYanireth Israde

Una lagarta devoró una niña en el Cerro de las Tablas, pueblo de Cuajinicuilapa, Guerrero. Un hombre apuró el rescate. No un hombre, más bien un "tono", como le llaman en la Costa Chica guerrerense a las personas que son, en parte, animales. Pues éste era un tono lagarto.

"No es una leyenda, son cosas que pasan por aquí", dice Gelacio Herrera, campesino de 21 años, albañil, danzante tradicional y ahora también creador escénico, tras recibir clases del catalán Pep Gatell, director de La Fura dels Baus, y de los coreógrafos Martín Lanz, de México, y Cedric Andrieux, de Francia.

A principios de noviembre, Gelacio Herrera se presentó en el Centro Pompidou junto con cinco de sus compañeros danzantes -bailan cada año La Danza de los Diablos en su comunidad- para escenificar historias como la del tono lagarto, que persiguió a la hembra glotona hasta capturarla con el auxilio de otros hombres.

"La mataron, le rajaron la panza, ahí tenía a la niña, se la sacaron, pero ya estaba muerta".

Así relató Gelacio Herrera la historia en el Pompidou. También escenificaron el degüello de un gallo, ritual que se acostumbra en la fiesta de Santiago Apóstol.

Los miembros del grupo narraban los sucesos con el cuerpo, con la voz, convertidos en animal, en "tono", o en cualquier otro personaje.

Gelacio contó dos minutos de aplausos en el Pompidou.

"Entre más salíamos a dar las gracias, más seguían aplaudiendo y más, más, más, y así.

"Cada día que la presentábamos, era gente nueva, que le gustaba, y hubo gente que...

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