México y Japón contra los desastres naturales

CIUDAD DE MÉXICO, junio 27 (EL UNIVERSAL).- La tecnología e investigación para la prevención de desastres por causas naturales es uno de los principales temas de investigación en el Instituto de Geofísica (IGF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Por ello se ha comenzado una nueva colaboración entre varias instituciones mexicanas y japonesas que tienen el objetivo fundamental de mitigar el riesgo por tsunamis y terremotos en la costa del Pacífico mexicano con énfasis en la brecha sísmica del estado de Guerrero.

“Este proyecto fue aprobado después de un largo y muy competido proceso de selección internacional para ser financiado por el gobierno japonés a través de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA, por sus siglas en inglés) por un monto de aproximadamente 80 millones de pesos”, indicó el responsable mexicano de la investigación, Víctor Manuel Cruz Atienza, del Instituto de Geofísica de la UNAM, a la Agencia Informativa del Conacyt.

El proyecto, que comenzó en abril de este año, se divide en varias fases. En la primera de ellas, los grupos de trabajo conformados por diversos especialistas de ambas naciones se abocarán al análisis de datos geofísicos que se van a recabar mediante una red sismo-geodésica que se instalará en la zona de estudio.

“Esta red sismo-geodésica que se pretende instalar no tiene precedentes en México, para ello se adquirirán instrumentos de tecnología de punta que se instalarán en tierra y mar a lo largo de la brecha sísmica de Guerrero”, recalcó el investigador mexicano.

Entre los instrumentos que se usarán para la red se encuentran sismómetros de fondo oceánico que permitirán registrar la sismicidad que se presente en el mar y, por otro lado, habrá instrumentos para medir la deformación que sufra la placa continental como producto de la convergencia de las placas de Cocos y la placa de Norteamérica. Esto se va a poder medir con una red de GPS diferenciales en tierra y mar.

“Se van a instalar sistemas de geoposicionamiento satelital de alta precisión y sismómetros de banda ancha en tierra, aunado a sismómetros de fondo oceánico, sensores de presión hidrostática y GPS acústicos en el fondo del mar que nos van a permitir observar y medir las deformaciones que sufra el lecho marino, producto de la convergencia de las placas tectónicas y de la sismicidad en la región”, explicó Cruz Atienza.

Los GPS acústicos complementarán las medidas geodésicas en el fondo del mar. Estos aparatos...

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