México-EE.UU.: lo que esconden las cuentas

AutorJoel Millman

Redactor de The Wall Street Journal

GUADALAJARA - Los US$9.000 millones en tableros de circuitos, computadoras centrales y PC portátiles que esta ciudad de cinco millones de habitantes exportará este año reflejan claramente el aumento del déficit en la balanza comercial de Estados Unidos con México.

Pero esas mismas exportaciones demuestran otra cosa: el creciente superávit comercial que México da a los exportadores estadounidenses en todo el resto del mundo.

Este no es el punto de vista de los manifestantes antiglobalización, quienes hicieron estragos el año pasado en Seattle y en la reunión del Banco Mundial en Washington en abril. Las estadísticas respaldan su creencia de que la globalización socava la posición comercial de la economía de EE.UU. Esto parece ser particularmente cierto en el caso de México, que el año pasado tuvo un superávit comercial de US$15.000 millones con su vecino del norte y ya ha acumulado un superávit de casi US$10.000 millones en los seis primeros meses de 2000.

Sin embargo, las cifras comerciales bilaterales no miden la creciente integración entre EE.UU. y México en lo que se refiere a compartir la producción, o la manera en que las multinacionales estadounidenses están contribuyendo a las exportaciones mundiales de EE.UU. al trasladar parte de sus ciclos de producción al país latinoamericano.

Este año, las multinacionales ya han enviado casi US$24.000 millones en componentes a México, o el equivalente al total del superávit comercial con EE.UU. en los últimos 18 meses. En su mayor parte, la brecha que aparece en los informes comerciales está compuesta en gran parte del valor agregado a esos componentes, originados en fábricas en EE.UU., que luego son ensamblados en México, principalmente en plantas de propiedad estadounidense.

Ahora, algunos economistas ven la brecha comercial entre ambos países como una ilusión creada por los límites cada vez más difusos entre los centros manufactureros de los dos socios.

"En algunos sentidos, cada país está, esencialmente, enviando al otro el mismo producto sólo que en una distinta etapa de producción", dice Lucinda Vargas, economista de la filial del Banco de la Reserva Federal de Dallas, ubicado en El Paso, Texas.

Los estadounidenses ganan automáticamente con este tipo de comercio, dice Vargas, porque EE.UU. está importando un producto final en el que su aporte...

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