México Channel / Por el río mexicano más caudaloso

AutorHarry Möller

Cuando el Presidente Municipal Arsenio Zubieta Valenzuela nos habló de su ciudad, Tenosique, Tabasco, lo hizo expresando un entusiasmo incontenible. Se refirió a las danzas durante cada carnaval, a su música singular y a las características tropicales de su colindancia con Centroamérica (El Ceibo, frontera con Guatemala, queda a 55 kilómetros).

Y, sobre todo, se explayó acerca de lo mucho que cualquier visitante puede encontrar aquí, desde los misterios arqueológicos de la vecina zona de Pomoná hasta su intrincada cuanto gustosa gastronomía.

Lo que no cabe en una breve reseña como ésta es el impacto emocional que lo sacude a uno al ver fluir dos ríos Usumacinta: uno es el que llega atropelladamente a estrellarse contra los riscos del Cañón Boca del Cerro y otro es el del lánguido caudal, anchuroso y lento, que va por centenares de kilómetros en busca del mar.

Del primer Usumacinta, también de cientos de kilómetros de longitud, se sabe muy poco; es una lástima, porque se trata de un poderoso río que ha esculpido maravillas en sus márgenes selváticas. Con todo, intentemos la síntesis.

Los ríos guatemaltecos Cixoy y de La Pasión forman el Usumacinta en el extremo oriental de Chiapas, originando playones, islas bajas cubiertas de corozales, pequeños raudales (rápidos) de poco peligro, y el Encajonado de González, muy riesgoso en tiempo de lluvias. Kilómetros después de la zona arqueológica de Yaxchilán, ya en Chiapas, llega el muy peligroso encajonado de Anaité (vestigios arqueológicos en el lado...

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