Las metáforas del sida

AutorEdmée Pardo

Susan Sontag en su libro La enfermedad y sus metáforas nos explica que parte del problema que tuvo al enfrentar el cáncer fue no sólo lidiar con la enfermedad, sino con lo que se cree y dice de ella. Busca las metáforas de la tuberculosis y el cáncer en la literatura para comprender, desde la parte simbólica, el mal contra el que está luchando.

Años después, a partir de estas reflexiones y ya con el sida bien plantado en la sociedad, escribe El sida y sus metáforas y explora las metáforas que hay sobre dicho síndrome.

Con base en esto, y a propósito del recién celebrado Día Internacional de Lucha contra el Sida, escribo estas líneas como un acercamiento a las metáforas del sida en la literatura mexicana.

Para empezar, en México sólo existen tres novelas publicadas con respecto al sida. Quizá haya otros trabajos escritos en relación al tema, pero sólo tres han alcanzado publicación y distribución a nivel nacional. Esto me sorprendió muchísimo, pues el sida ha afectado a 47 mil 617 mexicanos de modo directo, más familiares, amigos, médicos, enfermeras e instituciones, de modo indirecto. Supuse que la magnitud mundial de la epidemia, aunada a la gran movilización social que genera en México, daría por resultado un gran número de obras. Sobre todo porque el sida nos ofrece la posibilidad de reflexionar acerca del amor, el erotismo y la muerte, que son los grandes temas de la vida y la literatura. Pero no. A manera de hipótesis, concluí que la enfermedad no es un tema del que se ocupe la literatura mexicana: tampoco existen muchas novelas que hablen del cáncer, aunque Santa muera de ello, ni de la sífilis aunque algunos de los personajes de Revueltas la padezcan. A la literatura mexicana, si de cuestiones sociales se trata, le interesan los temas del poder y las luchas armadas, de los movimientos sociales, de la migración rural, del mundo indígena, de la modernización.

Las tres novelas en cuestión son Salón de belleza, de Mario Bellatin, editada en 1996 por El Equilibrista; Cielo de invierno, de Luis González de Alba, editada en 1999 por Cal y Arena, y El primo Javier, de mi autoría, publicada en 1996 por Editorial Planeta -que ahora reedita Nueva imagen con el título de Morir de amor. Fue en estas obras en las que busqué las metáforas que se han generado en relación al sida.

La metáfora del nombre

La palabra sida, en las dos novelas que la mencionan -Cielo de invierno y Morir de amor-, se usa para referir indistintamente a los tres procesos que se desarrollan en relación al sida y que sólo uno propiamente hablando es tal. Como Susan Sontag lo explica: "La infección se clasifica en tres etapas. 1. Infección por VIH; 2. Complejo relacionado con el sida (CRS) y 3. El sida mismo, para quedarse con una de dos posibilidades (o con ambas): la menos catastrófica: que no todos aquellos que han sido infectados...

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