Meridiano /Quid pro quo

AutorDavid Peñalfaro

En esta ocasión no me aguanté las ganas de titular la colaboración con un latinajo, con objeto de poner en circulación esas tres palabras que traía atoradas en la yema de los dedos. Una vez salvada la vergonzosa pero necesaria explicación, pasemos de las palabras a los hechos.

Quid pro quo, como bien saben todos los numerosos abogados, romanólogos y estudiantes de latín que le echan un ojo a esta sección de Negocios, significa en el idioma de Cervantes, que también es el nuestro: "dando y dando pajarito volando". Uso todo lo anterior como preámbulo para hablar de una situación claramente quid pro quo que se está dando en los Estados Unidos entre la Casa Blanca y los dueños de los medios de comunicación.

Todos sabemos que mister George W. Bush tiene la espada desenvainada y no duda para blandirla ante cualquiera que lo mire feo a los ojos. Sin embargo, sus aventuras bélicas no han sido tan efectivas como se esperaba.

Recordemos, en primer lugar, cómo el Presidente de Estados Unidos puso cara de Chavo del Ocho para decirle en la pantalla de televisión al mismísimo Osama bin Laden que se cuidara porque "por ahí lo andan buscando". Así, los aviones estadounidenses bombardearon a placer cuevas, montañas, ciudades y pastizales de Afganistán, mientras los marines avanzaban por el escarpado de ese país; pero a pesar de los esfuerzos y los dólares mal invertidos, no encontraron al famoso Osama.

Un experto en materia de guerra tendría que tildar toda este triste episodio como un rotundo fracaso, ya que no se logró el principal objetivo; sin embargo, el Presidente Bush se envolvió en su bandera y dijo "misión cumplida", ya que la banda de malhechores que los había atacado estaba desmembrada.

La prensa estadounidense, en términos generales, y particularmente la televisión, no se tomó la molestia de cuestionar las afirmaciones de Bush y se dedicaron a cantar loas al atrevimiento y al alto valor moral del Presidente en turno. Bush en ese momento les debía una...

Después vino el asunto de Iraq que todos conocemos de sobra. Se trata de una invasión que no tuvo guerra y de una ocupación en donde prácticamente no se gastaron balas. Tristemente, la imagen "más heroica" se plasma cuando un tanque americano derrumba una estatua del ex dictador Saddam Hussein, rodeando de una veintena de iraquíes que hacen tremenda polvareda con los huaraches.

El Gobierno de los Estados Unidos iba tras los huesos de Saddam debido a que este personaje representaba una "tremenda...

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