Menores migrantes viajan solos por temor a violencia

(18 del Tercer Presupuesto General; MATERIAL EXCLUSIVO PARA MEDIOS IMPRESOS. QUEDA PROHIBIDA SU PUBLICACIÓN EN INTERNET)

Eileen Truax

LOS ÁNGELES, EU., junio 28 (EL UNIVERSAL).— Rosario es delgada, morena, de cabello largo obscuro y sonrisa fácil. Vistiendo pantalones ajustados, tenis y sudadera, se encuentra sentada en una sala de espera, entre dos hombres trajeados que envían textos desde su celular. En cualquier momento será llamada a uno de los salones de este edificio de corredores blancos y muros helados que alberga a la Corte Federal de Inmigración. A sus 14 años, y sin un abogado que la represente, Rosario está a punto de sentarse por primera vez en su vida frente a un juez.

Rosario y su hermano José, de 15 años, llegaron hace unos meses de Sensuntepeque, El Salvador, y son parte de la estadística que ha despertado la alarma entre las autoridades y la sociedad estadounidense: en los nueve meses que van del año fiscal 2014, iniciado en octubre pasado, más de 52 mil menores de 18 años han sido detenidos en el suroeste de la frontera con México, mientras intentaban ingresar al país sin documentos y sin la compañía de un adulto. La cifra, de acuerdo con las estadísticas del Departamento de Seguridad Interno (DHS), duplica las 26 mil detenciones del mismo periodo del año previo.

Aunque entre los detenidos hay menores de todas las edades, en 2013, 76% fueron mayores de 14 años. Chicos como Rosario y José salen de Honduras, El Salvador, Guatemala o México para reunirse con sus padres en Estados Unidos o para buscar un trabajo, pero también huyen de la violencia.

De acuerdo con un reporte de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), al menos 58% de los niños han sido desplazados de manera forzada por enfrentar algún tipo de peligro y la necesidad real o potencial de protección internacional, característica que los convierte en candidatos potenciales para recibir asilo político o una visa humanitaria, según los acuerdos internacionales y la propia ley de asilo vigente en Estados Unidos.

El problema que enfrentan es que, dado que el gobierno estadounidense no está obligado a proporcionarles apoyo legal gratuito, muchos de estos menores deben enfrentar a un juez de inmigración sin un abogado que revise su caso y les explique las opciones que tienen para quedarse.

Entre las razones mencionadas por los menores para migrar, la mitad dijo haber sido afectada por el aumento de la violencia en sus comunidades...

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