LA MENOR IMPORTANCIA / ¡Orejitas!

AutorJosé Israel Carranza

Cuáles, cuáles, cuáles pueden ser las razones que lleven a alguien a colocarse en la cabeza una diadema con unas orejitas de gato. Cuáles las que lleven a ese alguien a ir así por el mundo, con las orejitas puestas. Cuáles las que lo hagan completar el atavío con una cola peluda amarrada a la altura -claro- de las nalgas. Cuáles las que le infundan, mientras va así por el mundo, un aire alegre de satisfacción y hasta de orgullo. ¡Orejitas, en serio! Y cola... Aunque, ahora que lo pienso, estoy dando por hecho que cola y orejitas son de gato: igual eran de mapache o de koala o de alguna variedad odiosa de perrito puqueque... La incapacidad de articular bien las ideas es natural consecuencia del estupor, como se ve. Lo que quiero decir es esto: acabo de descubrir que hay individuos, de un sexo u otro, por lo visto felices de adornarse así como vengo diciendo. Y no son los más insólitos.

Entiendo esto: los individuos que vi con esas trazas -jóvenes la mayoría, pero no faltaban varios labregones que bien podrían tener hijos en la prepa- habrán estado participando en alguna competencia, sobre todo los que pusieron más denuedo en la confección de su estampa: algunos con pupilentes colorados, muchos con pelucas, varios con botas aparatosas, metralletas de plástico, alambres por todos lados, vendajes, alitas, maquillajes multicolores, prendas de toda laya cortadas a medida, palos, guadañas, abanicos gigantescos... incluso uno se hizo una especie de espada con un burro de planchar. Sus modelos, puesto que se trataba de una exposición comercial de todo cuanto hay en torno al mundo del cómic, habrán procedido...

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