La menor importancia / ¿Sputnik?

AutorJosé Israel Carranza

Un efecto insospechado de la pandemia consiste en que repentinamente hemos sido proyectados más de medio siglo atrás, a un mundo configurado por la rivalidad de las dos potencias supremas. En cuestión de meses, o bien de semanas, o bien de días, llegamos a una nueva temporada de la Guerra Fría, y aunque creamos que ya sabemos cómo termina esa trama, lo cierto es que esta nueva versión ofrece elementos inesperados y desasosegantes que, sin duda, traerán consigo tanta o más zozobra que la que experimentamos con la historia original.

Tras el anuncio que hizo Putin, el martes, de que Rusia había ganado la competencia por producir la vacuna contra el maldito virus, fue de llamar la atención el enorme recelo internacional suscitado ante la posibilidad de que no se hubieran seguido los protocolos necesarios en la investigación que dio como fruto esa vacuna.

En todo el mundo -salvo en Israel y en Filipinas, países cuyos gobiernos mostraron regocijo- la noticia, que debería ser la noticia del siglo, pronto quedó apestada por un creciente escepticismo. Y, aunque esa reacción esté en cierta medida justificada -en realidad nadie sabe cómo trabajan los rusos-, lo cierto es que se ha hecho más énfasis en la prudencia de no creer que en las oportunidades que acaso esté abriendo el hallazgo.

Un razonamiento sencillo podría...

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