La Menor Importancia / Payaso en suspenso

AutorJosé Israel Carranza

Quién sabe si será mucho o poco el tiempo transcurrido desde que en La Caravana, aquel programa tan rudimentario como apreciable de lo que entonces se llamaba Imevisión, comenzó a salir el payaso de la peluca verde, el suéter descosido (y quizás hasta vomitado), el maquillaje grasiento y la voz de cañería, que contaba cuentos infantiles trastocados en procacidades tan ingeniosas como insólitas. La creación de Víctor Trujillo, quien por entonces también salía de abarrotero al mediodía, y en ambos casos haciendo dúo con Ausencio Cruz (a quien vería como comediante malogrado el que no recordara a su Margarito), rivalizaba en espectacularidad con otro personaje, el inolvidable Estetoscopio Medina Chaires, un gordo pecoso y medio tarado que chiflaba con el ombligo (aunque, ¿a qué describirlo, si desde Los Polivoces, y con la sola excepción de Ponchito, no ha habido esperpentos tan entrañables en la televisión mexicana?), y era a un tiempo emocionante e increíble verlos, las noches de los domingos, en esa producción desparpajada y en absoluto pretensiosa. Quién sabe si será mucho o poco el tiempo que hace de eso: en todo caso el suficiente para que Brozo se haya convertido en una referencia ineludible para entender los tumbos de la vida nacional que nos ha tocado ir presenciando y padeciendo.

Que un payaso borracho (¿o crudo?), lépero, patán e insolente, misógino y homofóbico al principio -aunque últimamente se moderó, o entendió oportunamente que no están las cosas como para abonar con chistes esos terrenos- se haya distinguido como una de las voces más autorizadas para comentar la realidad noticiosa (o la irrealidad noticiosa) del país es un hecho insoslayable, por más objeciones que sea posible plantear a su influencia mediática y al uso que de ésta Brozo o alguien más haya podido hacer: como editorialista audaz o como entrevistador inquisitivo, inconforme y agresivo (así haya sido un poco demasiado histriónico el célebre "¡No me pendejees!" que le soltó al infeliz y sudoroso Bejarano), el personaje se erigió en una suerte de representación justiciera, micrófono en mano y casi sin...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR