LA MENOR IMPORTANCIA / Gusto y susto

AutorJosé Israel Carranza

Tras el gusto de que el PAN perdiera las elecciones (una alegría, creo, irreprochable para muchos, entre los que me cuento) siguió el susto de ver que el PRI regresaba, en Guadalajara, por lo que dejó ir hace cinco trienios. Aunque tampoco hay por qué ser dramáticos: los usos de la democracia en México orillan a elegir, casi invariablemente, entre lo malo y lo feo, entre lo horrible y lo peor, entre el bandido y el imbécil, entre el cínico y el cretino, entre lo vacío y lo hueco, de manera que tan poco sentido acaban teniendo las ilusiones como los temores. Ganó el que se siente más mono, perdió el que se sentía más chicho: ¿qué sigue? Acaso una variación de estilos, pero ninguna diferencia sustantiva -como no sea la profusión de enconos y venganzas-: aquí, como donde sea que haya habido cambio de colores, seguirán intactas, como ejes cardinales de la conducta de los gobernantes, la propensión al desfiguro y las ganas de medrar.

Aristóteles Sandoval, el futuro Alcalde tapatío, ha hecho, naturalmente, más promesas de las que puede cumplir. No importa: lo que se espera es que pronto vaya olvidándolas o canjeándolas por otras (las que urdirá cuando quiera lanzarse para Gobernador, por ejemplo). En materia de cultura, ese tema tan desdeñable, secundario y prescindible en el entendimiento de los políticos, el priista se ha pronunciado con vaguedades que ni siquiera parecen dignas de tenerse en cuenta. Hace unas semanas, cuando integrantes de la comunidad cultural organizaron un encuentro con los candidatos, Sandoval envió a una representante pobremente preparada con un documento...

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