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Menú de costumbres raras

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Vincent
AutorCecilia Núñez

El verdadero viajero es aquel que es tolerante con las diferencias culturales y se acopla a las costumbres del destino que está descubriendo.

Para que ciertas actitudes ajenas a las nuestras no te tomen desprevenido, vale la pena primero conocerlas y después aplicarlas.

Cuestión de modales

Cuando viajes a España o Francia, no te desconciertes si la gente no te pide las cosas "por favor" o se sorprende si te escucha hacerlo.

Para ejemplificar estos casos, que no son falta de educación, sino diferencias culturales, Erwin Jürgensen, quien se ha dedicado a guiar grupos de turistas mexicanos por diferentes destinos de Europa, Asia, Centro y Sudamérica, comenta que en un restaurante en España, el mesero le respondió a su petición "por favor" con un: "y sin favor, que es mi trabajo".

En cuanto a la forma de comer también hay detalles que pueden llamar tu atención.

Por ejemplo, en China la gente acostumbra sorber la sopa. Si tú no lo haces, pensarán que no la estás disfrutando.

Sonarse la nariz (a veces sin tener algo con qué limpiarse), escupir y hurgarse la nariz delante de cualquier persona es común en China.

Erwin explica que estas conductas no son actos groseros, sino que se deben a la falta de noción de intimidad en la época comunista en China, cuando las casas eran ocupadas por varias personas y era imposible buscar un lugar privado para realizar sus necesidades personales.

Si llegas a estornudar en Japón, no esperes que los lugareños te respondan con un "salud".

Más bien debes disculparte, pues fuiste tú quien interrumpió la conversación y contaminó el ambiente.

De pies a cabeza

En lugares de cultura budista no se le puede tocar la cabeza a nadie, ni siquiera a los niños pequeños, pues, según su creencia, la cabeza es lo más divino de nuestro cuerpo por encontrarse más cerca del cielo.

Por otra parte, no se debe señalar a nadie con los pies, lo más ínfimo del cuerpo, y hay que quitarse los zapatos antes de entrar a cada templo y casa particular.

Tampoco en los destinos del norte, como Canadá y los países nórdicos, está permitido entrar con zapatos a los hogares de los lugareños, sobre todo durante...

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