Memorias de La Silla / Los debates

AutorGuadalupe Loaeza

¡Los debates! Sin duda, se trata del método más civilizado para que los candidatos diriman sus diferencias, lancen indirectas, adulen a sus adversarios (pues también se ha dado el caso), saquen datos incómodos, digan frases célebres, hagan chistes, se confiesen, e incluso, expongan sus ideas.

Desde hace varios sexenios (se iniciaron en 1994), los mexicanos sabemos que tenemos una cita con nuestros candidatos: como muchos de ellos son para la mayoría unos desconocidos, es el momento espléndido para conocerlos. Muchos mexicanos sabrán cómo se peinan, cómo se visten, qué opinan de México y de sus problemas, qué acento tienen, si se les da el sentido del humor, si son buenos oradores, si parecen salidos de un concurso de declamación o bien, si se trata de personajes convincentes.

No me cabe duda que si los debates se hubieran inventado en el siglo XIX, otro habría sido el rumbo de nuestra historia. Antonio López de Santa Anna habría acudido a 11 debates, algunos desde el lado liberal y otros desde el lado conservador (como nos parece que le podría ocurrir a Ricardo Anaya). Un hito de nuestra historia sería el debate de Maximiliano con Benito Juárez. Los debates de Porfirio Díaz habrían sido siete, y todos con él mismo como contrincante. Los debates nos habrían ahorrado cuartelazos, asesinatos, fusilamientos y traiciones.

Me temo que durante el reinado del PRI, los debates habrían sido de los candidatos con ellos mismos, puesto que la oposición era ignorada.

Cada uno de estos debates despierta mucha expectativa, porque en general se piensa que es un momento central en las campañas. Una frase mal dicha, una acusación mal contestada o un exabrupto, bastan para que la campaña de un presidenciable se acabe. Recuerdo perfectamente a Gilberto Rincón Gallardo, quien fuera candidato a la Presidencia en 2000 por el Partido Democracia Social, completamente concentrado en explicar su programa de gobierno, con completa lucidez, mientras que los demás candidatos se dedicaban a insultarse entre sí. Aunque pocos lo ubicaban, a partir de ese debate Rincón Gallardo recibió mucho apoyo, gracias a su inteligencia y a su compromiso. De ahí que pensemos que un buen participante puede ganar muchísimo apoyo.

Por el contrario, Francisco Labastida Ochoa dijo, en referencia a Vicente Fox: "Me ha llamado chaparro...me ha llamado mariquita... me ha dicho la vestida...", mientras que Vicente Fox, con esa sonrisa hecha de soberbia y de ignorancia, que todavía lo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR