Memorias de guerra

AutorÁlvaro González

La vida se ve distinta desde una trinchera. Con compañeros al lado tuyo gritando, disparando, sangrando, muriendo.

Distinta a como se ve ahora. Desde un lujoso apartamento en la colonia Providencia, con la Ciudad debajo, la vejez acumulada, los recuerdos volando.

Natan Stern Strauch, polaco judío, fue miembro del ejército Partisano, un grupo de guerrilleros creados en Rusia durante la Segunda Guerra Mundial que combatió contra la SS y el ejército de Hitler.

Ahora, a 60 años de haberse declarado el fin de la Guerra el 8 de mayo de 1945, Stern, desde su estudio, decide abrir el cajón de los recuerdos, con dolor y resistencia.

Su voz es entrecortada, pero firme. Su español, aprendido en Venezuela, donde vivió 22 años, antes de emigrar a Guadalajara en 1982, conserva varios modismos tapatíos y no duda en nombrar a su equipo favorito.

"Soy de Chivas", dice.

El principio

El 1 de septiembre de 1939 tropas alemanas invadieron Polonia por aire, mar y tierra.

Natan, originario del pueblo Bielsko-Biala (a 39 kilómetros de Auschwitz), era un adolescente de 16 años. Las noticias sobre las intenciones de Hitler con los judíos habían quedado claras para su familia: papá, mamá y siete hermanos.

Primero emigraron a Tarnow y luego a Yaslo, ambos en Polonia. Sus padres y dos de sus hermanas, Manya y Nehama, decidieron quedarse en ese lugar y Natan se mudó a Yukev, otro poblado polaco cerca de la frontera con Ucrania.

Instalado en ese lugar, Natan se unió al ejército soviético a principios de 1941, previendo la guerra con Alemania.

A finales de ese año se enroló con los partisanos cuya misión era socavar a elementos de la SS poco a poco, dañar sus vías de comunicación a través de los métodos de resistencia.

Sus formas de acción eran las de una guerrilla: vivían en túneles, en búnkers, en medio del bosque, y realizaban emboscadas apoyados por el ejército de Stalin.

Vivían con el hambre y el miedo a cuestas.

"¿Quién no tiene miedo?", pregunta.

"¿A quién le gusta la guerra?, a nadie le gusta la guerra", añade bajando la voz.

¿Si no le gusta la guerra por qué entró a una?

-Ah, bueno, porque estuvo uno que se llamaba Hitler, un asesino, un loco de remate, y los alemanes que estaban con él pensaron que iban a vencer a todo el mundo. (Además) sabía que era el más grande enemigo de los judíos.

La tropa a la que pertenecía caminó hacia Polonia a través de Hungría y llegó finalmente a Alemania en mayo de 1945.

La guerra había capitulado. Los ojos de Natan recorrieron...

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