Memoria: Todo sobre Bobbio

AutorGiovanni Sartori

De Bobbio, sobre Bobbio, sabemos casi todo. Lo sabemos por la Bibliografia degli Scritti 1934-1993 (Roma-Bari, Laterza, 1995), por la Autobiografía (Roma-Bari, Laterza, 1997), por sus reflexiones en De Senectud (Turín, Einaudi, 1996), un diálogo en el cual Mauricio Viroli provoca a Norberto Bobbio y saca brillantes respuestas. Queda un Bobbio, digamos, colateral: el maitreà penser que promueve y sostiene la ciencia política en Italia. Es el Bobbio sobre el cual me compete rendir testimonio. Pero antes que nada, algún recuerdo personal.

Le mandé, en 1957, Democrazia e definizioni. Me agradeció (era un hombre de antigua educación) con su nítida e inconfundible caligrafía (jamás sustituida por la máquina de escribir); y a partir de entonces nos escribimos muchas veces (también yo siempre a mano). En mi archivo -si existiese-, Bobbio prevalecería por sobre cualquier otro. En noviembre de 1995, Bobbio me mandó personalmente su Bibliografía con la siguiente dedicatoria: "A Giovanni Sartori, sesenta años de palabras escritas en el papel (o sobre la arena)". La escritura no era más aquella que conocía, era ya un poco temblorosa, como sucede con el envejecimiento. Me entristeció. Pero después, cuando reseñé en 1997 su Autobiografía, Bobbio me llamó por teléfono para decirme: "esta vez has particularmente exagerado..."; y el tono de la voz, la argucia de la conversación, eran aquellas de siempre. Me reanimó. Por 40 años, cada vez que iba a Turín lo buscaba en la inmutable dirección de Via Sacchi 66. La última vez fui a Turín en junio pasado. Le hablé por teléfono, pero no me respondió y me mandó decir que no me podía recibir. Eramos muy unidos, muy amigos; me veía siempre con gusto. Sabía cómo estaba. Sin embargo, esperaba poder verlo aún. No lo veré más. Sólo puedo recordarlo. Con afecto y gran, gran respeto.

Bobbio provenía de la filosofía del derecho. Pero mientras en ese entonces la materia era encajonada por el grueso de sus estudiosos en la historia de la filosofía, o simplemente en la filosofía, Bobbio fue kelseniano y abrazó el positivismo jurídico. La expresión no debe engañar. En aquel positivismo no existía nada de empírico. Aquella de Kelsen fue la teoría "pura" del derecho que lo reducía, en última instancia, a forma pura. Por lo tanto, Bobbio no se acercó a la ciencia política por este camino. La conversión, por decirlo de alguna forma, viene en el ámbito del Centro de Estudios Metodológicos de Turín, fundado por Geymonat, en el cual Bobbio se empeñó mucho. Y aquel Centro lo interesó en el estudio del lenguaje y del método. "No importa -escribía- si entonces el método predilecto fuese aquel neopositivo o aquel del neoempirismo" (1995, VIII). Aquello que importa, digo yo, es la sensibilización de Bobbio al conocimiento empírico.

En 1962, presenté en el Centro de Turín una larga ponencia sobre La metodología de la ciencia...

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