Enséñele los mejores hábitos

AutorAlma Isabel Torres

Tener un hijo con buenos hábitos establecidos es el sueño de cualquier padre, sin embargo, pocos saben que eso requiere mucho tiempo de perseverancia, disciplina y supervisión de su parte.

"Siéntate bien y quédate quieto", "¡no te metas el dedo a la nariz!", "vístete solo, ya estás grande", "¿otra vez te hiciste pipí en el pantalón?", "¡sácate el dedo de la boca!" o "ya duérmete que es tarde", son frases que muchos papás conocen porque repiten hasta el cansancio durante el día y tal vez sin éxito.

Todas esa conductas son hábitos, es decir, patrones de comportamiento que se repiten constantemente sin que el niño se dé cuenta, sobre todo cuando está aburrido o ansioso, aunque también podrían surgir porque desea llamar la atención.

Según John Pearce, autor de "Buenos Hábitos y Malos Hábitos", para establecer rutinas positivas no se debe simplemente regañar al niño por algo que hace mal o enojarse con él porque no hace las cosas como papá y mamá desean.

La clave está en que los hábitos a inculcar deben enseñarse con el ejemplo, sin perder el sentido del humor, que se repitan en el mismo orden hasta que el niño los asimile.

Contrariamente, los malos hábitos se adoptan fácilmente y son parte del proceso normal del desarrollo, sobre todo cuando el niño siente angustia, es inquieto o aburrido. Algunos son fomentados por los padres, al darle, por ejemplo, un chupón para que se calme.

Si los papás ignoran estos comportamientos éstos tienden a desaparecer solos o cuando el pequeño inicia su vida escolar; pero cuando estas conductas son consecuencia de algún problema psicológico o físico, hacen que el niño dañe su cuerpo, afectan sus relaciones sociales u obstruyen el comportamiento diario, entonces es necesario acudir con el pediatra o un psicólogo infantil en busca de ayuda.

Pero, ¿cómo infundir buenos hábitos a un hijo? y ¿cómo poder eliminar esas costumbres molestas? He aquí algunos consejos.

Comer bien

Pearce recomienda empezar a establecer un horario de comidas a partir de los seis meses, además, es importante que desde pequeño se le introduzcan paulatinamente alimentos nuevos para evitar que sea remilgoso.

A esta edad puede incorporársele a la mesa cuando el resto de la familia coma. Cuando él lo haga sin dejar nada o sin tirar, vale la pena felicitarlo, y permanecer serios cuando él se ensucie y limpiar hasta el final de la comida.

También es importante enseñarle con el ejemplo a comer despacio, esto se logra hablando en tono suave, sirviéndole...

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