'Las medidas cosméticas no calman a Francia'

Inder Bugarin, enviadoPARIS, Francia, diciembre 8 (EL UNIVERSAL).- Emmanuel Macron llegó a la presidencia de la República prometiendo a los franceses que sería distinto al resto de sus predecesores.

Luego de 18 meses en el gobierno, no sólo ha perdido rumbo el "macronismo" ?la pragmática corriente que presuntamente uniría a izquierda y derecha"?, sino que los inconformes que lo llevaron al Elíseo exigen en las calles su dimisión. Para el politólogo de izquierda Thomas Guénolé, lo que Francia está presenciando desde noviembre pasado no es una protesta, sino un "levantamiento".

Otros investigadores se refieren a la revuelta, que hasta ahora se ha cobrado la vida de cuatro personas y dejado centenares de lesionados, como la mayor crisis de confianza en la clase política francesa desde 1968.

En un intento por evitar una escalada, Macron por primera vez ha ofrecido concesiones a sus detractores, quienes se han hecho visibles en las calles usando chalecos amarillos ?de ahí su apodo?, al anular el incremento a la tasa al carburante, iniciativa que fue la chispa del malestar social.

Sin embargo, los anuncios y las concesiones llegan tarde y son insuficientes, dice a EL UNIVERSAL Gaspard Estrada, politólogo de la Universidad Sciences Po, en París. "Hay una sensación de que el poder de compra de los más pobres no avanza y de que las reducciones a los impuestos sólo benefician a los más ricos. Además, hubo recortes a programas sociales y gestos innecesarios hacia los menos favorecidos, todo esto ha creado un gran sentimiento de frustración e injusticia", sostiene el analista. "Macron tiene que tener claro que las medidas cosméticas no van a resolver los problemas y disminuir las tensiones en el seno de la sociedad francesa", apunta.

Al margen de sus políticas elitistas y el sello de su presidencia, para muchos "excelsa, arrogante y distante", la salida a la crisis resulta aún más compleja al enfrentarse a un movimiento contestatario atípico en Francia: en el pasado, el malestar social se canalizaba a través de los partidos políticos de oposición o los sindicatos, pero ahora la tensión social se está proyectando en movimientos desorganizados, con expresiones violentas y que se diseminan con gran rapidez por el país a través de las redes sociales.

"Debido a que es un movimiento muy heterogéneo, sin liderazgos, sin una verdadera plataforma, hace que sea muy difícil encontrar soluciones a corto plazo", insiste...

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