En la media cancha / Selección engañosa

Ante el representativo de Costa de Marfil, el pasado miércoles la Selección Mexicana exhibió una cara alentadoramente distinta.

Unos tricolores capaces de jugar con la intensidad que habían abandonado y con una riqueza y flexibilidad ofensivas que en todo lo que va de este año no se les había visto.

Al margen de la fragilidad del adversario (muy lejos del nivel de las verdaderas potencias africanas), es tan indudable como prometedor el progreso tricolor manifestado de cara al crucial compromiso ante Honduras.

Lo cuestionable sigue siendo, solamente, que parte de esa mejoría se haya conseguido gracias a la aportación de jugadores naturalizados, ese comodino recurso del que urgidos por las circunstancias ahora decidieron volver a echar mano.

La verdadera representatividad del futbol de un país se alcanza o debe alcanzarse con los jugadores que ese futbol produce, y no con los que va importando conforme lo va requiriendo.

No es asunto de leyes, sino de futbol (¿o acaso habrá alguien tan ridículo como para pensar que el Guadalajara vulnera la Constitución al decidir que ahí sólo jueguen futbolistas nacidos en México?)

Tampoco es cuestión de xenofobia o de un "nacionalismo" muy mal entendido.

Bienvenidos tantos grandes jugadores extranjeros que desde siempre han enriquecido a nuestro futbol, pero utilizarlos en el máximo representativo del balompié mexicano es hacerse tontos solos para de paso seguir sin realizar el adecuado trabajo en la...

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