En la media cancha / Bondades futboleras

¿Qué nos gusta del futbol?

Entre otras cosas, la plasticidad en los despliegues de jugadores capaces de dominar a elevados niveles su propio cuerpo, organizados en la búsqueda del balón, objeto esencial para conseguir sus propósitos.

Para el niño la pelota suele convertirse no sólo en su juguete preferido sino también en un refugio, en un magnífico pretexto para desenvolverse en un espacio exclusivamente suyo.

Porque el futbol es de asociación, se juega en grupo, pero para empezar a jugar algo muy parecido y para jugarlo solo, bastan una pelota y una pared contra la cual rebotarla.

Pocas satisfacciones como la de ir logrando cada vez con mayor frecuencia que el balón, ya no pelota, se dirija exactamente a donde quieres que vaya.

El futbol es un inmejorable conducto para transmitir e inculcar valores esenciales en el desarrollo integral de cualquier persona: la alimentación del espíritu gregario del ser humano, la importancia de la solidaridad, la enseñanza de que algunos objetivos sólo se alcanzan trabajando en grupo, el premio al sacrificio, el aprendizaje en el triunfo y en la derrota; el entender que dentro de la cancha hay ciertas reglas que deben cumplirse, como es necesario cumplirlas en la vida.

Como espectáculo suele funcionar el futbol como válvula de escape, como mecanismo de evasión para millones de personas, aunque por desgracia con él medren quienes lo utilizan como el circo que a muchos les haga olvidar la falta de pan.

En el futbol, como en la guerra, se produce el enfrentamiento de dos bandos, cada uno empeñado en vencer al otro, en dominarlo, en someterlo, en doblegarlo. Con las sustanciales diferencias a favor del futbol, que se...

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