El mecenas colectivo

AutorJesús Pacheco

Como una nueva democracia... Así describe el crowdfunding o fondeo colectivo Daniela Domínguez, cofundadora de Discos Tormento. Se trata de una oportunidad de que la gente juzgue por sí misma si le interesa un proyecto o no, en lugar de que la decisión esté en manos de un empresario.

Wow 2011, la tercera edición de una compilación que Discos Tormento produce año con año con selección del trabajo de músicos locales e internacionales, fue financiada mediante fondeo colectivo a través de Fondeadora, la primera plataforma mexicana de crowdfunding.

Tanto Domínguez como Juan Pablo Bastarrachea, otro de los fundadores de la disquera, coinciden en que ese método de allegarse de dinero para hacer posible un proyecto cultural favorece la creación de un sentido de colectividad.

"Se genera una comunidad y deja de ser un público que sólo recibe lo que se produce", sostiene Bastarrachea. "Todos vamos aprendiendo, ahora el público ve todos los procesos, no sólo cuando todo está listo; ve desde la gestión.

"Cuando nosotros éramos estudiantes, era muy difícil entender cómo eran los procesos creativos de la música o las películas. Esto puede hacer que la gente empiece a producir mucho más joven".

Ambos ven con entusiasmo que ahora cualquiera con acceso a Internet y una tarjeta de crédito pueda apoyar proyectos que le interesa ver concluidos, y citan el caso del documental The Punk Singer, de Sini Anderson, sobre Kathleen Hanna, rockera feminista norteamericana, que consiguió bastante apoyo de sus admiradores a través de Kickstarter para poder ser concluido.

"Si dabas 30 dólares, te llegaba un fanzine original suyo", dice Bastarrachea, quien ve en el fondeo colectivo una consecuencia de la economía actual y la desigualdad de oportunidades que siempre ha habido, pero que ha visto acentuarse con el neoliberalismo.

"Era muy difícil lograr hacer las cosas que querías hacer y tenías que conformarte con tener una chamba, la que fuera. Y aunque, desafortunadamente, así sigue siendo, con este tipo de cosas lo que cambia es la posibilidad de presentar un proyecto, y si lo presentas bien y a la gente le hace sentido, puedes llevarlo a cabo".

En cuanto a los factores financieros y culturales que contribuyeron al nacimiento del fondeo colectivo, Gustavo Álvarez Moreno, director y fundador de Fondeadora, observa varias circunstancias.

"En primer lugar, cada vez hay mayor diversidad de propuestas en todas las industrias, eso hace que se pulverice la atención de las personas y que cada vez se vuelvan más de nicho las propuestas", asegura.

Esa atomización tiene como consecuencia que propuestas muy particulares o sin un alcance comercial tan atractivo para ser financiado de forma convencional, no puedan realizarse por falta de recursos.

"En segundo lugar, la particularidad que tiene el crowdfunding es que se eliminan los intermediarios y se democratiza la toma de decisiones sobre lo que se crea y lo que no se crea.

"Ya no estamos supeditados a que un comprador de artículos o de artefactos o de música o libros decida si algo es mercadeable o no", dice Álvarez. "No tiene que pasar por filtros que limiten la creatividad o las características de un producto como su creador lo concibió en aras de vender más".

Y, por último, cita la aproximación que tiene lugar entre quienes adquieren o utilizan los proyectos, y sus creadores.

"Ha cambiado mucho la forma como se comercializan las cosas; antes estaba enfocado en el desarrollo de productos funcionales, útiles, después se pasó a una cuestión que tenía que ver más con posicionamiento y estilo de vida, pero ahorita ya es un discurso entre el consumidor y el creador de las cosas".

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