Carlos Elizondo Mayer-Serra / Privilegios e injusticias

AutorCarlos Elizondo Mayer-Serra

Hace unas semanas uno de los mayores empleadores privados en México, Delphi, se declaró en quiebra en Estados Unidos. Este fabricante de autopartes, anteriormente perteneciente a General Motors, sin embargo, seguirá operando normalmente. Protegida por el capítulo 11 de la ley de quiebras estadounidense, puede utilizar su situación para renegociar sus pasivos, incluidos los laborales. La empresa pretende disminuir sustancialmente los salarios y modificar el régimen de pensiones y de seguro médico. El dilema para los trabajadores es terrible: pérdida del empleo en caso de quiebra o menores ingresos y derechos dentro de una empresa saneada. Esto no sólo es para los futuros contratados, como ha sido la discusión en México respecto al IMSS, sino para los actuales empleados e incluso para los ya pensionados.

No todos pierden en el proceso. Los altos ejecutivos de Delphi se han reservado un paquete de estímulos por hasta 100 millones de dólares para ser repartido entre ellos, si son capaces de salvar la empresa y lograr una cantidad de ahorros predeterminados. Esta injusta práctica refleja los incentivos del sistema estadounidense. Sin embargo, no resistió a los escándalos corporativos de los últimos años. La ley de quiebras ha sido modificada para evitar ésta y otras prácticas dudosas y entró en vigor esta semana, aunque ya no afecta a los procesos en curso.

El caso Delphi contrasta con el del IMSS recién concluido. La mayor diferencia es que la quiebra contable del IMSS, dadas las onerosas pensiones de sus trabajadores, no pone en riesgo inmediato su operación. Se compensa con transferencias fiscales y menor atención a los derechohabientes, quienes no pueden transferir sus cuotas a una empresa más eficiente. Por ello, las entidades gubernamentales fueron concediendo pensiones que no reservaron. No podían quebrar, el problema se podía ir traspasando al fisco y hacia el futuro. En un sentido pragmático y de corto plazo, la administración del IMSS a cargo de Santiago Levy pudo haber hecho lo mismo. El problema no le habría estallado durante su gestión.

Curiosamente, tratar de sanear las cuentas del IMSS, única forma de darle vida en el futuro, es considerado por muchos críticos como un primer paso a la privatización. Es lo contrario. Una bola de nieve como el costo de las pensiones del IMSS acabará por estallar y pondrá en riesgo la viabilidad de la entidad. Modificar el contrato laboral es la única forma de regresarle el Instituto a los...

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