Los matices del verde

AutorAndrés Jurado*

Pensar en té verde es apuntar hacia una de las expresiones más puras de la camellia sinensis y a una de las categorías más amplias y diversas del mundo del té.

Originario de China, este té surge de las hojas de camellia sinensis que, tras la cosecha, se someten a un proceso de secado y, en ocasiones, enrulado. De esa forma, su humedad se reduce evitando así la oxidación y preservando algunas de sus características más originales.

Estilos, procedencias y sabores varían enormemente. Tan sólo en China, a lo largo de la historia, han existido más de 2 mil tipos diferenciados por terruño, técnica de manufactura y métodos particulares.

"En China, por ejemplo, los tés verdes poseen notas gustativas que pueden ir desde los vegetales hasta el humo y de lo herbáceo hasta lo tostado.

"En Japón, a donde el té llegó de la mano de los monjes budistas en el siglo 8, los perfiles son mucho más homogéneos: dulzor, astringencia, matices salados y notas marinas que recuerdan a las algas", señala Cecilia Corral, directora académica de la Escuela Mexicana de Té.

Taiwán reúne lo mejor de ambos polos productivos. Sí, aunque reconocida por la producción de tés oolong de alta gama, esta isla es también origen de tés verdes con interesantísimos matices herbales, florales e incluso ahumados, con todo tipo de formas y enrulados.

Propiedades diuréticas, relajantes y...

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