Masacran a la familia Narezo

METRO / Redacción

Cinco miembros de una familia y dos auxiliares domésticas fueron ejecutados a batazos, tiros y cuchilladas la madrugada del sábado 15 de noviembre en su domicilio en la Delegación Tlalpan.

Juan Pablo Quintana, de 20 años de edad, amigo del hijo mayor que se encontraba ahí logró escapar a pesar de haber recibido una herida de bala en el cuello, pieza determinante para la captura de uno de los asesinos.

En el 186 de la Calle Cuitláhuac, en la Colonia Toriello Guerra, agentes de la Fiscalía de Homicidios de la PGJDF, encontraron debajo de la cama matrimonial de su habitación el cadáver del padre de familia, Ricardo Narezo Benavides, de 51 años de edad, quien fue asesinado a batazos en la nuca.

Su esposa Diana Loyola Bautista, de 48 años presentaba una herida por arma de fuego en la cabeza y dos moretones en la cara, también encontrada en la misma habitación.

Diana de 10 años fue degollada y el cuerpo de Andrea 14 años fue hallado con cuatro heridas cortantes en el cuello, así como un traumatismo abdominal que le dejó contusiones en el hígado y el útero, todas heridas mortales, además de que presentaba huellas de haber sido amordazada y maniatada.

Ricardo Jesús, cuyo cuerpo fue encontrado en el jardín de la casa, presentaba una herida por proyectil de arma de fuego en la cabeza, de tipo mortal, así como golpes en la cara y laceraciones por haber sido sujeto por las muñecas.

La trabajadora doméstica Cecilia de los Angeles presentaba dos heridas punzo cortantes en el cuello, dos más en esa misma zona, sólo que de tipo cortante, todas mortales; además de tres moretones y escoriaciones por sujeción.

Su amiga Margarita tenía cuatro heridas cortantes mortales en el cuello, así como escoriaciones por sujeción y golpes en cara, brazos y piernas.

Los cuerpos de las siete personas estaban maniatados; los cadáveres de las dos hermanas y las sirvientas estaban apilados, boca abajo, en la tina del baño principal del inmueble.

Como pruebas del homicidio se encontró dentro del inmueble el bat utilizado por los asesinos, así como dos casquillos percutidos de una pistola calibre .45.

El único testigo de los hechos, Juan Pablo Quintana fue internado en el Hospital Médica Sur con un balazo en el cuello que lesionó dos cuerdas vocales, la tráquea y vértebras cervicales; luego de el día de la masacre salió a la calle, pidió ayuda al velador de un condominio horizontal, ubicado frente a la residencia y fue auxiliado por un médico que es vecino del...

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