Marketer / ¿ Cuánto vales?

AutorHoracio M. Marchand

Claro que puedo. Sólo deme la oportunidad. Sé que no tengo experiencia, pero me sobra entusiasmo. Déjeme demostrar que puedo con el trabajo, y déjeme demostrarme a mí mismo que puedo con el reto. Sé que llevo años estudiando y que sería mi primer trabajo; pero sí puedo, le voy a echar todas las ganas del mundo.

Llegué con el headhunter y me recibió. Para ser un recién egresado me prestó mucha atención y me dio tiempo. Durante hora y media lo mareé con historias de desempeño heroico y mi probidad personal.

Se quedó con una copia de mi currículo y dijo que me hablaría si aparecía algún trabajo interesante para mi perfil.

Pasaron días, meses, años. Y nada.

Además solté más de 30 currículums, hablé con otros headhunters, imploré a amigos y parientes, y esperé.

Una década y media después, entró una llamada por primera vez. No hubo contratación, pero por lo menos aparecieron señales de vida.

Durante todos esos años de silencio me sentía dolido y extrañado. Yo me creía bueno, pensé que me iban a solicitar una veintena de empresas, que iban a valorar mi experiencia como emprendedor.

Llamé como diez veces para ver si se les ofrecía algo, si faltaba algún dato o si me daban la ocasión de venderme de nuevo. Pero nada.

¿Acaso yo no tenía valor en el mercado?

No me quedó otra que hacerla de emprendedor y alejarme del mundo corporativo, y entonces todo estuvo razonablemente bien; pero en mi mente seguía la inquietud.

Después de 17 años por fin cayó algo. Cayó algo....mmmmmm....a propósito de la autodeterminación en la vida.

¿Por qué tanto tiempo?

Es que el mercado empresarial no quiere emprendedores generalistas -como me dijo un director de Recursos Humanos- lo que quiere es especialistas, expertos, éxitos probados. No muchachos motivados por una excesiva autoestima.

Claro que puedo. Sólo deme la oportunidad. Sé que no tengo experiencia, pero me sobra entusiasmo. Déjeme demostrar que puedo con el trabajo, y déjeme demostrarme a mí mismo que puedo con el reto.

Y esta es más o menos la plegaria de miles de jóvenes que se incorporan al "sistema productivo" todos los años. Quieren probarse que no sólo son buenos para estudiar, sino que tienen con qué enfrentar la vida, que pueden subir peldaños organizacionales, que pueden aportar, que puede hacer una diferencia, que pueden mantener una familia, que pueden acumular riqueza, si tan sólo se les da oportunidad.

Su grado de complacencia es tan alto, que si les toca un jefe con vocación de mentor, rápidamente...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR