MARKETER / México: audacia, confianza, potencia

AutorHoracio Marchand

Estoy convencido que el subdesarrollo es una condición mental. Entre todo el agotamiento de recursos que enfrenta el mundo, hay uno que es ilimitado: la creatividad humana. Asociadas a ella, están la imaginación y la capacidad de reinventarnos con una nueva narrativa, que rompa la inercia, nos quite la complacencia y nos dispare a otra trayectoria potencial.

Todo es mental. La ley de mentalismo del Kybalion, nos dice que todo en el universo es una creación mental y que la persona, por intermedio de su pensamiento, crea su propia realidad. Sin ser literal, su significado podría sintetizarse en que todas las manifestaciones que han sido cristalizadas, son precedidas por una idea.

Se concibe primero y después se crea. Desde las pirámides de Egipto, los viajes de Colón y Magallanes, las naves que aterrizaron en la luna y Marte; así como los edificios, la computadora donde escribo, la pantalla donde están leyendo y hasta la ropa que traemos puesta.

También desde la mente, está determinada la pareja que tenemos o no tenemos y el empleo y la compañía donde trabajamos. Al caso viene la Epigenética de Robert Lipton, que afirma que es la mente, a través de pensamientos y hábitos, la que "prende o apaga" una predisposición genética. Joe Dispenza va más allá y se atreve a proponer que el efecto placebo puede llevarse a niveles insospechados de curación y bienestar.

En ambos casos, se está frente a lo que pudiera llamarse la Ciencia de la Creencia, que podría enriquecerse aún más, si se cruzara con el mundo de la Física Cuántica que teoriza sobre el fascinante concepto de co-creación.

La mente entonces, es la que pone el alcance y el tope, el potencial o la limitación. Por eso es importante, necesario diría yo, que tengamos la audacia de pensar en grande y obtener lo que realmente deseamos, no lo que nos tocó; lo que valoramos, no aquello "que no está tan mal".

Pensar en grande es la semilla. Podemos decir: "lo voy a obtener"; y esto depende de un hábito que puedo cambiar, de una habilidad que puedo aprender y de una renuncia o despedida que me conviene hacer.

En una empresa, he visto cómo una determinación de crecimiento, por ejemplo, puede doblar sus ventas de un año a...

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