MARKETER / Innovar VI

AutorHoracio Marchand

Hay muchos tipos de ejecutivos y empresarios exitosos, pero todos tienen algo en común: suerte.

Algunos lo manifiestan abiertamente e incluso narran sus inicios con gestos de asombro, humildad o a carcajadas; otros, en una postura estoica, apoyan la creencia de que el humano es totalmente dueño de su destino, aseguran "yo no creo en la suerte".

Creyentes o no, hay algo que no necesariamente depende de ellos: la "bendición" y aceptación final que el mercado tiene sobre sus propuestas de valor. Es que uno propone, pero el mercado dispone.

Nadie posee una bola de cristal, ni siquiera Steven Jobs, que es lo más cercano a un mago del marketing. A mayor innovación, mayor polarización y riesgo (checa: The Trouble with Steven Jobs, Fortune, marzo).

Y la suerte, como la vida, se entiende mejor en retrospectiva.

Las fuerzas del destino, la amalgama de variables que conforman lo que somos, nuestra profesión, aciertos y desaciertos, así como nuestra situación personal, se aprecian cuando observas tu vida hacia atrás. Como si fuera una gráfica, puedes observar los puntos de inflexión, los momentos decisivos energizados por coincidencia o por sincronía, que te "aventaron" hacia un camino frecuentemente insospechado.

Creemos que construimos nuestro destino, pero con la perspectiva que sólo la distancia puede brindar, es inevitable cuestionarse si el destino no nos construye a nosotros.

¿Por qué y cómo la gente se hace exitosa? Se debate si es un tema de determinismo biológico (somos nuestros genes); determinismo sicológico (lo que aprendemos); determinismo existencialista-vocacional (lo que "debemos" ser); determinismo intencionado (la intención produce realidad, conforme ciertos esquemas orientales y la física cuántica); determinismo mitológico (lo que nuestro mito determine, por ejemplo la religión ajena es un mito, la nuestra no); o el determinismo "tutti fruti" (un poco de todo) y aún hay más.

Tyche, en la mitología griega, era la diosa de lo aleatorio. Los romanos -como lo hicieron con casi todo lo griego- sacaron su propia versión y le llamaron Fortuna. Es que el psique intuitivamente reconoce la fuerza de la serendipia, los accidentes y los encuentros cargados de epifanías.

Y las innovaciones que son grandes lo son porque el mercado les atribuye un valor grande.

Eratóstenes, en el Siglo 3 a. C., fue el primer científico de la historia que midió la circunferencia del planeta Tierra y demostró experimentalmente que nuestro mundo es redondo. Pero la...

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