Marketer / Ese gran vacío V

AutorHoracio Marchand

Más. Ahora. Otra vez. Así describe Elizabeth Wurtzel a su incontrolable tentación a drogarse, a la sensualidad demoníaca de la intoxicación, al efecto de la embriaguez sensorial y la breve experiencia de plenitud.

Wurtzel detalla cómo el deseo por las drogas la rebasaba en todo, de cómo se humillaba y se denigraba para conseguirlas; de cómo pasaba de una sensación de invulnerabilidad a una de miseria, de pérdida, de vacío.

Consumía todo lo que le inyectara directamente a su sistema nervioso y, cuando no podía adquirir las drogas fuertes, se conformaba con medicamentos tradicionales y los ingería en exceso y de manera combinada.

Cuando sentía que estaba a punto de recuperar el control sobre su vida llegaba el monstruo de la adicción y reiniciaba el ciclo evasivo de high-low-high-low. Y esta evasión le funcionaba de maravilla porque, mientras estuviera en la crisis de la adicción, se auto-justificaba y no enfrentaba los verdaderos temas de su vida.

Wurtzel también menciona en su libro la búsqueda en vano por encontrar un principio-guía que la orientara. Y en cierta forma eso es lo que todos buscamos por diferentes caminos y medios.

Andamos en busca de una verdad que nos enseñe a vivir, que defina nuestra tarea y nos provea de sentido, que nos de certeza de dónde estamos y defina nuestros roles hacia el futuro.

Pero ese principio, si acaso llega, lo hace disfrazado, en fragmentos, a des-tiempo; aparece súbitamente en eventos y situaciones y frecuentemente fuera de nuestra conciencia.

Frente a la ausencia de certidumbre y respuestas binarias, lo que nos queda es la tensión permanente de lo que Hollis llama las 3 A's: ansiedad, ambivalencia y ambigüedad. Es en la manera de cómo lidiamos con ellas que depende la propensión a ser dominados por los síntomas, así como por las conductas de consumo que les son inherentes.

Se podría decir que vivimos una Economía de Síntomas.

Un abrumador porcentaje de nuestra economía, trillones de dólares, tiene que ver con esquemas materialistas, narcisistas, hedonistas, fundamentalistas (temas cubiertos en columnas anteriores) y también con la búsqueda de experiencias extremas.

A éste último grupo les llamo los Expex (experimentadores de experiencias extremas) y son adictos a las emociones intensas.

Aquiles (nombre ficticio) es un Expex. Aunque no llega a polarizarse como Wurtzel, él mismo se autodenomina el hombre de los extremos; no puede moderarse; como si tuviera una manda o una pulsión para precipitar las...

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