MARKETER / Cambiar

AutorHoracio Marchand

¿Cómo pedirle a una empresa que cambie su configuración y sus estructuras si va acelerada persiguiendo un objetivo de utilidad de corto plazo? ¿Cómo pedirle a una persona que cambie si, mal que bien, ya logró adaptarse a un sistema de vida que le permite cumplir con sus obligaciones básicas?

Sin embargo, todos los negocios, así como las personas, están forzadas al cambio porque llegan eventualmente a su punto de inflexión donde, si se renuevan, crearán una siguiente ola de crecimiento, o si no cambian, irán directo a la erosión y la extinción.

Respecto a la persona, cambiar tiene una condición implícita que requiere admitir errores, obsolescencia, desaciertos o insuficiencias. Infelizmente, esto es sumamente difícil para algunos directivos y dueños de negocio.

La humildad no suele acompañar al éxito. La paradoja es que entre más inteligentes y preparados sean los líderes, más sofisticadas serán sus defensas, sesgos y resistencias.

No es fácil enfrentarse con alguien astuto porque saca argumentos contundentes, retuerce la realidad y utiliza un vocabulario intimidante. Y cuando ya nada le funciona, el líder cerrado opta por gritar y/o utilizar su jerarquía para descontar con fuerza cualquier señalamiento.

Y ante su ceguera personal, los líderes buscan un chivo expiatorio para culparlo y sacrificarlo. Proyectan su propia sombra hacia otro y lo linchan con la falsa creencia de arreglar el problema.

Esto ocurre en todos los ámbitos: un hombre golpea a su mujer y le dice "te golpeo por tu culpa"; quiebra un negocio y dice "es que la situación está muy mal"; toma una mala decisión y dice "me presentaron la información equivocada"; quiebra un país y dice "fueron los enemigos de la Nación"; e incluso me ha tocado presenciar a un dueño de negocio que de plano culpó a sus clientes por la precaria situación de sus ventas.

El éxito y el fracaso no existen; ambos son cuestiones de tiempo. En cualquier trayectoria que sea lo suficientemente larga, será posible apreciar que después del éxito sigue el fracaso y viceversa, si el organismo no muere. Y si muere, se disipan la...

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