Mario Rizo / La trampa del sastre

AutorMario Rizo

Hans Christian Andersen era un escritor danés del siglo XIX que se volvió famoso por sus cuentos para niños. A él le debemos "La Sirenita", "El Patito Feo" y "El Soldadito de Plomo", entre muchos otros. Mi generación creció con estos cuentos y muchos de nosotros los recordamos con cariño. Pero uno que recuerdo con frecuencia es el cuento titulado "El Traje Nuevo del Emperador", pues cada cierto tiempo encuentro a uno que otro "monarca" que me recuerda al protagonista de esta obra.

Repasemos de qué se trata esta historia: un rey vanidoso, que prefería vestir ropas finas antes que atender sus responsabilidades, fue embaucado por un sastre que le prometió hacerle un traje con la tela más extraordinaria del mundo: un material excepcional que sólo podían apreciar las personas inteligentes; para los necios y los tontos, resultaba invisible.

El sastre fingió trabajar en el nuevo traje del emperador por muchos días. El rey, de vez en cuando, enviaba a alguno de sus funcionarios a revisar los avances. El funcionario, temiendo quedar como un tonto, fingía poder ver el traje y regresaba diciendo que había visto el traje más hermoso jamás creado.

Cuando el traje le fue presentado al rey, este no pudo admitir que tampoco era capaz de verlo. Se organizó un desfile para presumir el nuevo traje, y el rey apareció desnudo ante su pueblo. Nadie se atrevió a decir nada, hasta que un niño, confundido, gritó: "¡pero está desnudo!". La gente entonces comenzó a burlarse del rey.

Aquel rey vanidoso estaba más interesado en proyectar una imagen exitosa, sofisticada, una imagen de algo que no era. En pleno siglo XXI, y bajo la influencia de las redes sociales, nuestra cultura también sufre de esta obsesión por el parecer antes que el ser.

Este fenómeno lo veo suceder también en el mundo de las empresas familiares, cuando el fundador o dueño del negocio familiar es adicto al reconocimiento y a la validación por parte de terceros.

Como sabemos, las personas que ocupan alguna posición de poder tienen dificultades para confiar en quienes les rodean, pues muchos los buscan por conveniencia. Esto ocasiona que las personas alrededor del fundador busquen halagarle, darle siempre la razón, evitar contradecirlo o enfadarlo. Y, sin un contrapeso, el fundador empieza a perder la perspectiva, la objetividad.

Para no caer en la trampa del sastre, hay dos cosas que...

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